Civilcinema

#430 Titicut Follies (1967), de Frederick Wiseman

Oct. 19, 2020

A mediados de los años 60 y motivado por el creciente auge del "cine directo", un abogado llamado Frederick Wiseman obtuvo un permiso del Estado de Massachussets para filmar al interior del hospital estatal de Bridgewater, para pacientes con condenas criminales. No iba a reportear un caso particular ni tampoco con la intención de hacer un filme denuncia, pero lo que encontró -una instalación casi medieval, donde los guardianes están tan alienados como los presos- cambió su carrera y también la historia del cine. ¿Cómo? Simplemente observó conductas, momentos y expresiones; filmó al personal haciendo su trabajo, enfrascada y absorta en su rutina (una que consistía en choqueante y deshumanizador trato a los enfermos); captó una institución fracturada hasta los cimientos, pero que continúa funcionando como si nada, incapaz de contemplarse a sí misma. Tras ver el filme las autoridades entraron en shock: esto no podía mostrarse públicamente. Wiseman recién consiguió exhibir el filme en 1996, pero lo esencial le había quedado claro: en adelante se convertiría en cronista de uno de los procesos más fascinantes e importantes del siglo XX, el declive de las instituciones públicas. Un declive que, por cierto, continúa hasta hoy en los más diversos niveles, como se explica en este podcast.

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